Homenaje a las mujeres sanitarias. La figura de Florence Nightingale

Florence Nightingale nació el 12 de mayo de 1820 en Florencia, Italia, en el seno de una familia acomodada. Aunque estaba destinada a formarse para contraer matrimonio, Florence pudo vencer las resistencias sociales y familiares y entregarse a su ‘vocación divina’, la enfermería, cuya llamada sintió con 17 años. La historia ya la reconoce como la creadora de la enfermería moderna y como responsable de su profesionalización y sistematización, en una época en la que ese ámbito se reservaba a mujeres no profesionales y a la beneficencia. Además, su interés por las matemáticas y la estadística, vetadas a las mujeres, devino en una formación exhaustiva y en un amplio conocimiento teórico y práctico, del cual resultarían sus brillantes aportaciones en la mejora de la atención sanitaria.

El renombre de Florence como enfermera fue creciendo hasta que encontró el momento de impactar con más fuerza: la guerra de Crimea. El ejército británico estaba siendo sometido por las enfermedades antes que por el enemigo: hasta el 80% de las muertes de soldados se debían a las patologías que contraían. Florence y un equipo de enfermeras formadas por ella se desplazaron al lugar, y sus disposiciones en materia de higiene, su organización y su trabajo sobre los enfermos se dejaron sentir. Pronto los periódicos la bautizaron como la ‘dama de la lámpara’ y el ‘ángel guardián’ de las tropas, e incluso dio nombre al juramento de la profesión que creó la Escuela de Enfermería del Harper Hospital de Detroit: el Juramento Florence Nightingale. Además, impulsó la creación de la Cruz Roja Británica.

Tras la guerra, y gracias a los datos que recogió, Florence llevó a cabo un profundo estudio estadístico de las causas y de la evolución de la mortalidad de los soldados, plasmando sus conclusiones en el llamado ‘diagrama de la rosa’. Los últimos años los consagró a estudiar las condiciones de salud y la atención médica en la India, haciendo importantes aportaciones para mejorar la calidad de vida de aquel país. Fue la primera mujer miembro la Royal Statistical Society. También fue miembro honorífico de la American Statistical Association, y en 1907 el Rey Eduardo VII le concedió la Orden del Mérito, la primera vez que se le otorgaba a una mujer. En 1908 le entregaron las Llaves de la Ciudad de Londres, y dos años después, en 1910, falleció mientras dormía. En el centenario de su muerte, 2020 fue declarado ‘Año Internacional de la Enfermería’ para recordar su legado.