Durante la Edad Media, en las cortes mediterráneas eran frecuentes los espectáculos de magia que asombraban a los monarcas y a su séquito. El uso de autómatas y mecanismos de ingeniería está ampliamente documentado en al-Andalus, artefactos que constituyen el precedente de la magia moderna implementada por el mago francés Robert Houdin.
Al margen de esos espectáculos elitistas, la Murcia andalusí, como todas las sociedades del pasado, se caracterizó por una mentalidad mágica presente en todas y cada una de las manifestaciones de religiosidad popular. Entre la población estaba muy extendida la creencia en los “yennun” o diablillos que podían ser traviesos pero también peligrosos, como los “daemones” del mundo clásico. Mediante rituales de magia blanca y talismanes se procuraba proteger al individuo y a la familia, a las cosechas o incluso a un reino o a una dinastía. Especial interés tenían los “mursíes” en proteger la vajilla doméstica que contenía el agua potable, que en su mayoría estaba decorada con ideogramas de carácter apotropaico. También los palacios y las viviendas más humildes estaban decorados con yeserías polícromas que trataban de propiciar la buena suerte.
En la charla se comentarán algunos textos de geógrafos árabes y se mostrarán varios amuletos y talismanes hallados en las excavaciones arqueológicas realizadas en algunos de los yacimientos más significativos de la región murciana. Este tipo de piezas con frecuencia permanecen inéditas o no son estudiadas con la atención necesaria. El enfoque etnoarqueológico es imprescindible si se quiere profundizar en el conocimiento de unos objetos utilizados por todos los estratos sociales de la población andalusí. Son muy numerosos e inabarcables en este trabajo los ideogramas de carácter mágico que decoran e impregnan todo tipo de objetos artesanales en yeso, metal, cerámica, hueso, madera, textil. Nos centraremos sobre todo en tres ideogramas que dominan la vida de los musulmanes andalusíes: el hexagrama o sello de Salomón, el octograma y la Khamsa o mano de Fátima.