Llegan cada año por estas fechas y se cuelan en los informativos, en los periódicos, en las redes sociales y en nuestros grupos de ‘WhatsApp’. En el museo ya le dedicamos una entrada de nuestro blog el año pasado que puedes ver en este enlace, pero vamos a darle una nueva vuelta a este fenómeno con cuatro preguntas y sus respuestas. ¡Sigue leyendo!
Las Perseidas son una lluvia de estrellas, bien. ¿Pero qué es una lluvia de estrellas? Con ese nombre nos referimos a un fenómeno que ni es lluvia propiamente dicha ni implica a literalmente a las estrellas. Una lluvia de estrellas es el efecto que se produce en nuestra atmósfera cuando la órbita terrestre pasa por el enjambre de pequeños meteoritos que ha dejado tras de sí el paso de un cometa. Tal y como nos cuenta Carl Sagan en Cosmos, dichos meteoritos, del tamaño “de un grano de mostaza”, son “copos que caen” y que “brillan en el momento de entrar en la atmósfera de la Tierra, donde el calor y la fricción los destruyen a unos 100 kilómetros de altura”. Esto puede suceder ocasionalmente y, cuando lo vemos, lo llamamos ‘estrella fugaz’ (y pedimos un deseo), pero sobre todo pasa en momentos concretos del año y de forma más intensa: conociendo las órbitas de los cometas y la de nuestro planeta, predecimos el momento del año en el que ambas se cruzarán y podremos observar la llamada lluvia de estrellas. Una buena excusa para sentarse, mirar al cielo y despegarnos un rato de la Tierra y de sus problemas.
Nos lo cuenta Isabel Ferro en su Diccionario de astronomía: Un cometa “es un cuerpo celeste que se presenta como una nebulosidad con cola o, sencillamente, como una mancha nebulosa. A los cometas se les considera los miembros más externos del sistema solar. Los cometas se observan cuando, al acercarse al sol, se calientan sus núcleos y empiezan a expulsar gases y polvos”. Y Carl Sagan en su Cosmos nos explica de qué están compuestos los cometas: “Están compuestos principalmente por hielo de agua (H2O), con un poco de hielo de metano (CH4), y algo de hielo de amoniaco (NH3)”. No parece algo apetecible que echarle a un vaso para enfriar nuestra bebida… El Jet Propulsion Laboratory de la NASA añade que los cometas “representan los restos del proceso de formación del sistema solar exterior, que tuvo lugar hace unos 4.600 millones de años”. Según recoge Isabel Ferro, actualmente se conocen unos 2000 cometas, “y de ellos, muy pocos han podido ser observados a simple vista. Por ejemplo, de unos 400 cometas observados entre 1900 y 1960, sólo 12 pudieron ser observados a simple vista. Cada año aparecen de 5 a 6 cometas. Un tercio de ellos son retornos de cometas conocidos y dos tercios son nuevos cometas”. Pero, atención, “se cree que existen un billón de cometas o más con órbitas que se encuentran entre los confines del sistema solar hasta distancias de 100.000 unidades astronómicas del Sol”. Más allá de la Nube de Oort. Recordemos que una unidad astronómica es igual a 150 millones de kilómetros.
Debemos este fenómeno de las Perseidas al gran cometa Swift-Tuttle, identificado el mismo año de 1862 por dos astrónomos estadounidenses con una diferencia de escasos días y de manera independiente, motivo por el cual se estimó darle el nombre de ambos. Su periodo orbital aproximado es de 130 años, bastante más que los 75 años que tarda en visitarnos el famoso cometa Halley, y que ya nos parecen muchos (¿lo pudisteis ver en 1986? Volverá en 2061, y su cola provoca la lluvia de estrellas conocida como las Eta Acuáridas, visibles a finales de abril y principios de mayo). De nuevo con el Swift-Tuttle, su tamaño es considerable, unos 26 kilómetros de diámetro según la NASA, y se ha comparado muchas veces con los 10 kilómetros de diámetro del meteorito que impactó con la Tierra y acabó con los dinosaurios y otras especies. De ahí que se haya intentado calcular la posibilidad de un impacto del Swift-Tuttle con nuestro planeta que, de producirse (algo bastante poco probable), no sucedería antes del quinto milenio de nuestro calendario. Así, ni veremos ese hipotético choque (por suerte) ni tampoco podremos volver a ver al propio cometa (por desgracia): ya pasó en 1992 y no volverá hasta julio de 2126.
Por su aparición en la constelación de Perseo, del hemisferio norte celeste y conocida desde la Antigüedad. Su estrella más brillante es Mirfak, una supergigante, aunque las Perseidas, cuyo apogeo se produce cada año hacia el 12 de agosto, tiene su radiante cerca de otra estrella de dicha constelación: la estrella Eta. Sobre Perseo, el personaje que da nombre a la constelación y, por extensión, a esta lluvia de estrellas, recomendamos leer su historia en la mitología griega: no tuvo tiempo de aburrirse ya desde antes de nacer, pues su abuelo Acrisio, rey de Argos, intentó evitar que viniese al mundo al haber sabido de boca de un oráculo que en el futuro lo asesinaría. La decisión de Acrisio de encerrar a su hija Danae para que no concibiese un hijo fue inútil. ¡A Zeus con ésas! El dios pudo burlarlo y dejar embarazada a Danae. Y después, mucho más: su destierro, engaños por doquier y un apasionante duelo con Medusa, una de las tres górgonas, capaz de convertir en piedra a quien osase mirarla a los ojos. Para no perdérselo. Sin embargo a las Perseidas también se las conoce como las ‘lágrimas de San Lorenzo’ en la tradición católica, por coincidir su apogeo en el cielo con el día del martirio de este santo. San Lorenzo, nacido en el siglo III y de origen español, no lo pasó mejor que Perseo, y aunque no se enfrentase a Medusa sí lo hizo con el alcalde de Roma. Fue asesinado un 10 de agosto en una parrilla, quemado vivo por orden del citado gobernante, quien consideró que se había burlado de él: pidió a Lorenzo que le entregase todas las riquezas de la Iglesia, y Lorenzo se presentó días después con todos los pobres y enfermos a los que ayudaba, diciendo que ellos eran la riqueza de la Iglesia. Esta tradición concede al llanto de San Lorenzo las lágrimas en forma de lluvia de estrellas que podemos contemplar estas noches de verano en nuestro cielo. Sea como fuere, vuelven puntuales y nos dan otra oportunidad para contemplarlas.
Fuentes de información:
–Cosmos. Carl Sagan. Editorial Planeta. 1980.
-Diccionario de Astronomía. Isabel Ferro Ramos. Fondo de Cultura Económica. 1999.
-NASA: www.solarsystem.nasa.gov
-Historia y biografías: https://historiaybiografias.com/santo11/
-Monstruos, dioses y hombres de la mitología griega. Giovanni Caselli y Michael Francis Gibson. Editorial Anaya. 1977.
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