En primavera preside nuestro cielo nocturno un gran triángulo formado por estrellas de las constelaciones de Boyero, Virgo y Leo. Es cierto que la climatología puede no acompañar demasiado y que no siempre son fáciles de localizar. Pero no desesperéis, la perseverancia siempre se ve premiada.
Para comenzar a dibujar nuestro triángulo debemos localizar una de las estrellas más visibles del cielo, Arturo, perteneciente a la constelación de Boyero. Para encontrarla solo debemos extender la curva de la cola de la Osa Mayor.
Dicha estrella, llamada “el guardián de la osa”, es el vértice de un grupo de estrellas que recuerda a la forma de una cometa y representa la constelación de Boyero. Y partiendo de ella, desplazándonos hacia la derecha, observaremos la estrella más visible de la constelación de Virgo, Spica.
Virgo es una de las constelaciones más grande y visibles del cielo aunque la mayoría de sus estrellas son imperceptibles a simple vista. Spica, también es conocida en el mundo árabe como «Azimech el indefenso», pues no está acompañada de ninguna otra estrella.
Ya tendríamos localizados dos de los vértices de nuestro triángulo. Para completarlo solo nos queda encontrar la constelación de Leo. Es muy visible y con un grupo de estrellas muy reconocible en forma de signo de interrogación. La estrella que representaría el punto de dicho signo sería la estrella Regulus, el último vértice de nuestro triángulo y la más brillante de Leo.
Este asterismo, que así se conocen los grupos de estrellas reconocibles y que no son constelaciones, será visible todo la primavera, desde primera hora de la noche hasta altas horas de la madrugada. Y prepararos, en verano nos espera otro triángulo. Pero de eso ya hablaremos otro día.
Imagen de cabecera: Kevem Klavar (CC)
Imágenes del cielo: Stellarium