Hoy sábado 20 de junio, a las 23 horas y 44 minutos hora oficial peninsular, se producirá el solsticio de verano. Será el momento en el que comienza el verano astronómico y podremos disfrutar del día más largo del año (y de la noche más corta). Esta estación durará 93 días y 15 horas, y terminará con el equinocio de otoño, que se producirá el 22 de septiembre. Pero… ¿qué explicación astronómica hay a este fenómeno?
El solsticio de verano en el hemisferio norte es el momento en el que el Sol alcanza su mayor altura aparente en el cielo. De esta manera la duración del día es la máximas del año, mientras que la de la anoche es la mínima. Este fenómeno se produce a la inversa en cada hemisferio de la Tierra.
El inicio de cada estación tiene que ver con la posición de la Tierra en su órbita alrededor del Sol. Más concretamente, el verano vendrá dado por la posición más boreal del Sol desde nuestro cielo aparente, es decir, la máxima declinación norte, que es de +23º 27‘.
Durante varios días la altura máxima del Sol no cambiará. De ahí viene el origen de la palabra solsticio, que significa «Sol quieto», según su origen latino, que sirve tanto para el momento del comienzo del verano como para el comienzo del invierno. Por otra parte, el equinocio daría lugar a la primavera y el otoño, y la palabra, que significa «noche igual», hace referencia al momento del año en el que el día y la noche duran lo mismo.
Los momentos de solsticio son muy importante en distintas culturas. En Sudamérica algunas culturas precolombinas u originarias celebran el comienzo del año en el solsticio de verano. Un ejemplo podría ser el Inti Raymi («fiesta del niño Sol») de la tradición inca. Otro ejemplo lo encontramos en México: el solsticio de invierno coincide con el nacimiento del niño Huitzilopochtli, principal deidad de los mexicas, asociada al Sol e hijo de la diosa de la Fertilidad (Coatlicue) y del Sol viejo (Tonatiuh). Su nacimiento (19 o 20 de diciembre) es muy similar al del nacimiento de Jesús en la cultura cristiana. Además, ésta cultura también absorbió gran parte de las festividades «paganas» que se daban en el solsticio de verano: hoy día en Occidente la celebración de San Juan es una de las más importantes del año.
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