Siguiendo la línea de otras exposiciones interdisciplinares e interactivas, esta exposición estuvo dedicada a uno de los más importantes inventos del siglo XX. En ella el visitante pudo circular por un pequeño bosque de sauces y descubrir al mismo tiempo la relación entre los árboles y el fármaco. También contó con módulos relacionados con el arte, las matemáticas, el humor, o la literatura, que demostraban lo asimilada que está la palabra «aspirina» en la lengua y la vida cotidiana.
Al principio la aspirina se producía en forma de polvo y se comercializaba en sobres; pero no fue hasta 1904 cuando se empezó a fabricar en comprimidos. Este es uno de los diversos aspectos que se abordaba en la exposición. En el resto de módulos (de un total de 27) se recogían otros temas como el proceso de síntesis del fármaco o la historia de su descubrimiento, que culminó cuando el químico alemán Félix Hoffmann obtuvo ácido acetilsalicílico – la sustancia de que está hecha Aspirina- en forma pura y estable. La muestra incluía también espacios que tratan sobre el funcionamiento del fármaco desde el punto de vista bioquímico – como analgésico, antipirético y antiagregante plaquetario-, su sabor, o el consumo mundial.