La Agencia Espacial Europea (ESA) ha dado a conocer las misiones que constituirán el futuro de la exploración espacial europea para el periodo 2035-2050. Son las conocidas como misiones Voyage 2050. La Agencia toma las decisiones a tan largo plazo por la necesidad de planificar todos los detalles de sus proyectos. Así mismo también es necesario tener el tiempo suficiente para desarrollar las distintas tecnologías que necesitan sus misiones.
La ESA diferencia entre dos tipos de misiones. Por un lado están las misiones de clase superior (o clase L) y por otro las de clase intermedia (o clase M). Las misiones de clase superior son misiones insignia o más emblemáticas de la ESA, se proyectan una por cada década y tienen los presupuestos más altos. En el pasado las misiones de clase superior fueron el lanzamiento de la sonda espacial Rosetta, que tuvo como objetivo orbitar y enviar un módulo de lanzamiento al cometa 67P/Churiumov-Guerasimenko, o la puesta en funcionamiento del Observatorio Espacial Herschel, dedicado a la observación de objetos distantes. Las misiones de clase intermedia se centran en misiones que pueden ser únicas de la ESA o realizadas en colaboración, tienen presupuestos más limitados y se proyectan dos por cada década. Algunos de estas misiones son el lanzamiento del satélite Planck o de la sonda Huygens.
Para el nuevo periodo se han definido tres misiones de clase superior, que serán las abanderadas de la Agencia durante las próximas décadas:
- Lunas de los planetas gigantes. Esta misión se dedicará a investigar qué relación hay entre el interior de aquellas lunas que albergan océanos líquidos y su superficie, además de buscar posibles indicadores biológicos. Es decir, se centrará en estudiar el potencial de habitabilidad de algunos satélites naturales de Júpiter y Saturno, principalmente. Esta misión además implicaría una gran información sobre cómo buscar signos de vida en los exoplanetas de otros sistemas solares.